BUENOS DÍAS VERACRUZ
Por: David Varona Fuentes
30 de noviembre de 2010
¡¡Qué mal comienzo!!
El nombramiento de Reynaldo Gaudencio Escobar Pérez, representa un golpe certero a la nuca de los veracruzanos.
Convertirlo en Subprocurador de Justicia encargado de Despacho con funciones de Procurador, es un atentado al estado de derecho, una ofensa a la inteligencia del pueblo de Veracruz.
La Iglesia en Manos de Lutero.
Escobar Pérez es un personaje siniestro y corrupto, lo relacionan con bandas del crimen organizado, y es dueño de incalculable fortuna económica y material amasada en la ilegalidad y bajo el manto de la impunidad y la sospecha.
Las burlas y las rechiflas de los presentes en el Hotel Salmones, a la hora de ser mencionado, fueron más que elocuentes del mal sabor de boca que deja su inclusión en el próximo gobierno estatal.
Es Reynaldo, Reynaco ó Reybaco, como mejor guste que le llamen, la peor de las pesadillas que vuelve a ocurrirle a la ciudadanía veracruzana, como si seis años de corruptelas, putrefacción ó perversión en la Secretaría de Gobierno no hubiesen sido suficientes qué soportar.
Yo pregunto:
¿De qué tamaños serán las facturas que el nuevo gobierno tiene que pagar para enquistar en la PGJ a un connotado hampón, de la política y del derecho?
¿Qué acaso no existen en toda la geografía estatal verdaderos profesionales del derecho entre los cuales pudo haber salido un honesto e intachable Procurador General de Justicia?
¿Qué secretos ocultos de complicidad oficial guarda Reynaco para ubicarlo al frente de una dependencia que arrastra estelas vergonzantes en la aplicación de la ley y procuración de justicia?
Es indudable que sabe mucho de los sucios negocios que pudieron haberse hecho en el gobierno de la Fidelidad; por alguna razón tenía el mote de “el cobrador”, y por ésta misma causa en la PGR- SIEDO, se presume, tiene abierta una indagatoria criminal.
Y lo que Reybaco esconde pudo más que el interés de colocar en la Procuraduría General de Justicia a un abogado honorable, un jurista destacado, con antecedentes inapelables de honestidad y transparencia, como hay muchos en Veracruz, pero que no se les quiso voltear a ver.
Asombro, estupor, e indignación ciudadana, por el inesperado arribo de un malhechor a la Fiscalía estatal, de la que millones de veracruzanos tienen sed de justicia.
Irritados todos se preguntan:
¿Qué le sabe don Gaudencio Escobar al nuevo gobernador?
Y no es para menos:
La gente común y corriente que en masas votó el 4 de julio por un cambio verdadero en Veracruz, ha sido traicionada. El disfraz de Subprocurador Encargado de Despacho con Funciones de Procurador, es un golpe al corazón de la confianza de un pueblo. Cuando se le pidió el sufragio, nunca le dijeron que cabía la posibilidad de que celebridades de la tranza con ligas criminales, arribaran al poder o simplemente cambiaran de cargos.
Sin lugar a dudas, Escobar Pérez es lo peor de los escogidos para el gobierno que este miércoles 1 de diciembre arranca funciones. Sus bufones y sicarios de la pluma, pueden estar de plácemes; despreocúpense ya; en recompensa a los cañonazos mediáticos días antes de anunciar el gabinete como medida de presión, continuará el envío de maletas repletas de dinero al puerto jarocho.
Dentro de los colaboradores nombrados este martes para formar parte de la nueva administración estatal, existen también otros pillos y sinvergüenzas, esos que en forma anticipada fueron mencionados, por lo tanto su ratificación no causó sorpresa alguna. Como escribí ayer: Ni están todos los que son, ni son todos los que están. A todos el beneficio de la duda, y que aprovechen la oportunidad que se les ha dado de servir al pueblo de Veracruz.
Se les ha pedido en sus responsabilidades actuar con honestidad en el manejo del dinero de los impuestos de los veracruzanos.
Pero… perro que come huevo, jamás la maña abandona.
Y cada uno de los entronados en las diversas Secretarías de Despacho y demás dependencias estatales, tienen su historia qué contar.
Y desde aquí, se las daremos a conocer a nuestros lectores.
Espérenlas.
¿O usted qué opina?