BUENOS DÍAS VERACRUZ
Por: David Varona Fuentes
29 de noviembre de 2010
¡Llegó el momento; fuera máscaras!
Este martes 30 de noviembre el gobernador electo, Javier Duarte, presenta su equipo de colaboradores.
¿Quiénes serán los elegidos del señor?
¿Será un gabinete de lujo con funcionarios públicos que honren, o que indignen y avergüencen a los veracruzanos?
Cuestión de horas para despejar todas y cada una de las incógnitas que han surgido en torno a los hombres y mujeres de la próxima administración estatal que encabezará el doctor Duarte.
Desde semanas atrás han estado surgiendo de la chistera nombres y más nombres de posibles miembros del próximo Gobierno del estado de Veracruz.
Y a decir verdad, así como se mencionan a destacados y honorables personajes, también se especula que connotadas celebridades inmersas en el mundo del narcotráfico y del crimen organizado rendirán protesta la noche del martes en la sala de Banderas de Palacio de Gobierno.
Desde luego, mención aparte merecen los pillos y corruptos que se dice, tienen asegurado ya cargo púbico en el régimen estatal que arranca el miércoles 1 de diciembre.
Sinceramente deseamos que la presunta inclusión de figuras políticas con negros antecedentes que mancharían y denigrarían el gabinetazo que los veracruzanos esperan del gobernador Javier Duarte, sea sólo obra de mentes perversas que no quieren un Veracruz sin miseria, más igualitario, próspero, con desarrollo y justicia social.
Para decepción e irritación ciudadana, muchos de los que ocupan las listas de “prospectos”, no garantizan honestidad, capacidad, transparencia, ni la dinámica de trabajo y servicio social que Duarte pretende inyectarle a su gobierno. Eso sí, son especialistas en corruptelas, negocios sucios, abuso del poder, influyentismo, y también en vender protección a cabecillas de organizaciones criminales asentadas en territorio estatal.
Siempre aseguré en este espacio que Javier no la tenía nada fácil en la composición de su gabinete de servidores públicos, en especial por los tradicionales compromisos o pagos de facturas políticas.
Aquellos que hayan aportado recursos a la campaña, exigen sus parcelas de poder al gobernante que asume funciones; hasta los falsos editores buscan acomodar al hijo, a la hija, a parientes, amigos y hasta sus amantes en turno.
Hay que puntualizarlo:
Con la designación de los integrantes de su gobierno, Javier Duarte dará muestra de qué está hecho, y qué es lo que realmente quiere para Veracruz y sus más de 7 millones de habitantes, cuatro de éstos, olvidados y refundidos en pobreza extrema.
“Que de ganar la gubernatura llevaría a su gobierno los mejores hombres y mujeres”, fue la parte vertebral de su bandera proselitista.
Y el pueblo de Veracruz, el casi millón 400 mil ciudadanos que lo favorecieron con sus votos el 4 de julio, recuerdan a la perfección esas promesas de campaña, en especial el renglón de no incorporar a ratas ni sinvergüenzas.
Y Duarte no puede fallarles…
Si algo lo caracteriza es el cumplimiento de la palabra empeñada; no se le conoce su devoción por fingir demencia, aún cuando se hizo en la escuela donde el engaño, la mentira y el agarra-pendejos, es materia esencial para la formación política de los alumnos.
La conformación del nuevo gobierno estatal, mantiene a la expectativa a diversos sectores de la sociedad veracruzana.
Y no es para menos.
La ciudadanía no quiere ya más de lo mismo, quiere ver caras nuevas y frescas, que sean sinónimo de honestidad, traslucidez, responsabilidad, entrega y pasión por servir a Veracruz, privilegiando a los que menos tienen.
Por ello, ante la insistencia mediática de los nombres que se han venido ventilando, el propio Javier ha tenido que salir al paso para atajar rumores, asegurando que nadie tenía confirmado un lugar en su gabinete, y confirmando que sólo los mejores tendrán cabida.
Sin embargo, a escasas horas de que se levante el telón, anunciando los subalternos del gobernador Duarte, se comenta que quienes fueron balconeados en la prensa, son los mismos que en efecto resultaron selectos; entre los cuales, reitero, van sumados los que enlodarían la imagen limpia y cristalina que Javier pretende darle a su gobierno.
Las pruebas y testimonios contundentes de sus pasados sucios y oscuros, de deshonestidad y traición, están a la vista de todos; sólo falta que haya voluntad para verlos y escucharlos.
Reitero:
Con los elegidos del señor, sabremos qué futuro depara a los veracruzanos.
¿O usted qué opina?
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