Ha iniciado 2010, considerado el año de las grandes batallas.
Tanto en materia política, económica y de seguridad pública.
Los expertos vaticinan que el 2010 al menos en el estado de Veracruz, será un año explosivo, de encuentros y desencuentros, en el cual no habrá tiempos para treguas, pactos, acuerdos o maridajes políticos.
Principalmente entre los grupos políticos irreconciliables, aquellos que muestran estar peleados a muerte. Y en los que no existen antídotos para curar heridas, odios ni rencores.
Por un lado unos, como medida preventiva o precautoria, buscarán conservar el poder para garantizar seguridad personal, que les permita soñar a vivir en paz y tranquilidad.
Y por el otro, los que no pueden ocultar o simular su sed de venganza, que obsesionan el poder para usarlo como instrumento de persecución, pese a que dicen representar el estandarte de la justicia social, la honestidad y transparencia.
Cuesta difícil escribirlo, no quisiera hacerlo, pero cada día que transcurre de este incipiente año, éstos anuncian barruntos de tempestad a lo largo y ancho de la geografía veracruzana.
Los tambores de guerra no dejan de escucharse apenas afuera de las fronteras estatales, y al interior del territorio veracruzano las aguas parecieran estar extremadamente agitadas y revueltas.
En varios sectores de la población estatal existe confusión por el futuro político que se aproxima; nadie apuesta nada por nadie.
En algunos casos la incertidumbre es causada por la incontrolable violencia que sigue cobrando víctimas inocentes, y en otros es el resultado de la profunda división en la que parece sumergirse el Partido Revolucionario Institucional, donde todos quieren hacer los grandes negocios con las candidaturas a diputados locales y presidentes municipales, pese al llamado de palacio de gobierno de transparentar el proceso selectivo y buscar a los mejores hombres y mujeres del tricolor.
Y en otros casos, el desconcierto que se vive al interior de la administración Fidelista ha hecho presa hasta a los propios funcionarios estatales, quienes no saben si irse en apoyo de Juan o de Pedro, por así llamar a los contendientes a la principal de las candidaturas del 2010.
Y no es para menos el enredo que enfrentan los peces gordos de la Fidelidad.
Tanto se dice de Javier Duarte, pero que no lo dice quien debe de decirlo, que a estas alturas del encuentro, son muchos los que han empezado a dudar si finalmente el joven diputado llegará a la recta final.
Y esa falta de orden o señal de quien debe darla, para irse desbocados en apoyo al elegido, ha ido dejando tendidas dudas, titubeos y vacilaciones.
Que Duarte y Héctor Yunes Landa hayan lucido juntos para la “foto de fin de año 2009”, desde los Portales Jarochos, no es indicador de que el oriundo de Soledad de Doblado haya sido planchado.
O al menos que en su conferencia de prensa este lunes 4 de enero en el puerto de Veracruz, Yunes Landa, en forma vergonzante y decepcionante para sus cuantiosos seguidores, anuncie que abandona sus aspiraciones y se suma al proyecto de Javier Duarte, a pesar que éste no termina de despegar y no convence a nadie, en especial a quien debe seducir, fascinar y mostrarle que él es la mejor opción priísta para conservar la gubernatura, en esa cruenta jornada electoral del próximo 4 de julio.
Los panistas de Cambranis y del Pipo Vázquez Cuevas, dicen estar de fiesta porque Duarte será el candidato Fidelista; aseguran que peor abanderado priísta no pudieron haberle puesto al PAN.
Y más alegría muestran cuando Miguel Ángel Yunes Linares, prácticamente se destapó ayer al declarar que “estoy listo para entregar la dirección del ISSSTE e irme a buscar la candidatura blanquiazul”.
Para quienes tenían prendidas veladoras y esperaban que los chamanes alejaran de Veracruz al turco Yunes, apenas empieza el infierno.
Por ello insisto que en 2010 la entidad será escenario de batallas campales, de todos contra todos, y todo por el control político de Veracruz.
Por lo pronto, la irritación social está de manifiesta en el estado Fidelista…
Los sectores más desprotegidos de Veracruz se desayunaron la llegada del 2010 con un sorpresivo incremento del 20 por ciento en el transporte público de pasajeros, aún cuando tan sólo unas horas antes se había vociferado hasta el cansancio que no habría incrementos en ningún servicio que presta el estado.
Esta vez, mostraron mayor audacia en aplicar el aumento en las tarifas del servicio urbano y suburbano de la entidad. Para no despertar al gigante dormido representado por la comunidad estudiantil, las autoridades estatales confabuladas con el pulpo camionero, acordaron subirle un peso exclusivamente al boleto normal, dejando intocable el de estudiantes y senectos de la tercera edad, en 4 pesos.
El incremento al transporte público en Veracruz se suma a la imparable carrera alcista de todos los productos de la canasta básica, y que todos juntos representan el tiro de gracia para la población apenas en este inicio de año.
En medio del descontento popular, justo en seis días, el 10 de enero, el gobierno de la Fidelidad anunciará el refrendo del Pacto de Productividad, Empleo y Seguridad.
¿O usted qué opina?
Tanto en materia política, económica y de seguridad pública.
Los expertos vaticinan que el 2010 al menos en el estado de Veracruz, será un año explosivo, de encuentros y desencuentros, en el cual no habrá tiempos para treguas, pactos, acuerdos o maridajes políticos.
Principalmente entre los grupos políticos irreconciliables, aquellos que muestran estar peleados a muerte. Y en los que no existen antídotos para curar heridas, odios ni rencores.
Por un lado unos, como medida preventiva o precautoria, buscarán conservar el poder para garantizar seguridad personal, que les permita soñar a vivir en paz y tranquilidad.
Y por el otro, los que no pueden ocultar o simular su sed de venganza, que obsesionan el poder para usarlo como instrumento de persecución, pese a que dicen representar el estandarte de la justicia social, la honestidad y transparencia.
Cuesta difícil escribirlo, no quisiera hacerlo, pero cada día que transcurre de este incipiente año, éstos anuncian barruntos de tempestad a lo largo y ancho de la geografía veracruzana.
Los tambores de guerra no dejan de escucharse apenas afuera de las fronteras estatales, y al interior del territorio veracruzano las aguas parecieran estar extremadamente agitadas y revueltas.
En varios sectores de la población estatal existe confusión por el futuro político que se aproxima; nadie apuesta nada por nadie.
En algunos casos la incertidumbre es causada por la incontrolable violencia que sigue cobrando víctimas inocentes, y en otros es el resultado de la profunda división en la que parece sumergirse el Partido Revolucionario Institucional, donde todos quieren hacer los grandes negocios con las candidaturas a diputados locales y presidentes municipales, pese al llamado de palacio de gobierno de transparentar el proceso selectivo y buscar a los mejores hombres y mujeres del tricolor.
Y en otros casos, el desconcierto que se vive al interior de la administración Fidelista ha hecho presa hasta a los propios funcionarios estatales, quienes no saben si irse en apoyo de Juan o de Pedro, por así llamar a los contendientes a la principal de las candidaturas del 2010.
Y no es para menos el enredo que enfrentan los peces gordos de la Fidelidad.
Tanto se dice de Javier Duarte, pero que no lo dice quien debe de decirlo, que a estas alturas del encuentro, son muchos los que han empezado a dudar si finalmente el joven diputado llegará a la recta final.
Y esa falta de orden o señal de quien debe darla, para irse desbocados en apoyo al elegido, ha ido dejando tendidas dudas, titubeos y vacilaciones.
Que Duarte y Héctor Yunes Landa hayan lucido juntos para la “foto de fin de año 2009”, desde los Portales Jarochos, no es indicador de que el oriundo de Soledad de Doblado haya sido planchado.
O al menos que en su conferencia de prensa este lunes 4 de enero en el puerto de Veracruz, Yunes Landa, en forma vergonzante y decepcionante para sus cuantiosos seguidores, anuncie que abandona sus aspiraciones y se suma al proyecto de Javier Duarte, a pesar que éste no termina de despegar y no convence a nadie, en especial a quien debe seducir, fascinar y mostrarle que él es la mejor opción priísta para conservar la gubernatura, en esa cruenta jornada electoral del próximo 4 de julio.
Los panistas de Cambranis y del Pipo Vázquez Cuevas, dicen estar de fiesta porque Duarte será el candidato Fidelista; aseguran que peor abanderado priísta no pudieron haberle puesto al PAN.
Y más alegría muestran cuando Miguel Ángel Yunes Linares, prácticamente se destapó ayer al declarar que “estoy listo para entregar la dirección del ISSSTE e irme a buscar la candidatura blanquiazul”.
Para quienes tenían prendidas veladoras y esperaban que los chamanes alejaran de Veracruz al turco Yunes, apenas empieza el infierno.
Por ello insisto que en 2010 la entidad será escenario de batallas campales, de todos contra todos, y todo por el control político de Veracruz.
Por lo pronto, la irritación social está de manifiesta en el estado Fidelista…
Los sectores más desprotegidos de Veracruz se desayunaron la llegada del 2010 con un sorpresivo incremento del 20 por ciento en el transporte público de pasajeros, aún cuando tan sólo unas horas antes se había vociferado hasta el cansancio que no habría incrementos en ningún servicio que presta el estado.
Esta vez, mostraron mayor audacia en aplicar el aumento en las tarifas del servicio urbano y suburbano de la entidad. Para no despertar al gigante dormido representado por la comunidad estudiantil, las autoridades estatales confabuladas con el pulpo camionero, acordaron subirle un peso exclusivamente al boleto normal, dejando intocable el de estudiantes y senectos de la tercera edad, en 4 pesos.
El incremento al transporte público en Veracruz se suma a la imparable carrera alcista de todos los productos de la canasta básica, y que todos juntos representan el tiro de gracia para la población apenas en este inicio de año.
En medio del descontento popular, justo en seis días, el 10 de enero, el gobierno de la Fidelidad anunciará el refrendo del Pacto de Productividad, Empleo y Seguridad.
¿O usted qué opina?
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