Barruntos de tempestad sacuden a México.
El fantasma de la insurrección social se ha convertido en un peligro latente; en el momento menos esperado, en cualquier rincón de la patria, podrían surgir las primeras explosiones populares, producto del descontento nacional a las políticas alcistas del gobierno del presidente Felipe Calderón.
Y no es para menos.
La república se encuentra dividida, corre el riesgo de incendiarse, y no se ven a corto ni a mediano plazo, visos de solución a los grandes y graves problemas nacionales que enfrenta el país.
Al contrario, no hay mañana, las tendencias del futuro inmediato son inciertas, nada es halagador y el panorama de 2010 pinta mal, desastroso para los mexicanos, en especial para los sectores más vulnerables.
Empezar el nuevo año 2010, con aumentos en combustibles autorizados por la federación, y que éstos a su vez desataron criminales incrementos en productos de consumo popular, exhibe el escenario que espera a los mexicanos.
¿Qué sucede en el alto mando de este país; qué pasa con las sabias decisiones que debería tomar un presidente de la república en beneficio de su pueblo?
El régimen de Calderón ha empezado su cuarto año de mandato, y según analistas políticos y financieros de México y el extranjero, lo ha hecho con el pie izquierdo, asestando en forma indiscriminada golpes mortales a la economía nacional.
Coinciden los críticos que el mandatario michoacano todo lo ha querido resolver inventando o sacándose de la manga aumentos en los costos de los servicios y en los combustibles como diesel y gasolina.
Aseguran que Calderón es una réplica, una copia fiel del estilo de gobernar del expresidente Vicente Fox, a quien se le fue el control de la economía nacional, frenando el crecimiento y echando al caño todas las expectativas despertadas en la ciudadanía de alcanzar cambios verdaderos que llevaran a México a un mejor futuro.
Con Calderón, sucede lo mismo…
El país no tiene rumbo ni dirección; está deshaciéndosele en las manos al actual huésped de Los Pinos.
Pareciera que no hay capacidad, ganas, temple ni deseos de salvar a México de una catástrofe económica de inimaginables consecuencias.
Y es que los números no mienten…
De acuerdo a cifras del Banco de México, en los nueve años que militantes provenientes del Partido Acción Nacional llevan las riendas del país, los resultados son caóticos, funestos, adversos para las finanzas nacionales.
Y para muestra un botón…
En el sexenio de Fox y en la primera mitad del gobierno de Calderón, los productos de la canasta básica se fueron por las nubes, sus precios subieron en un 200 y 300 por ciento en relación a los costos que tenían a finales del año 2000.
Alimentos como el huevo, el fríjol, el arroz, la leche o la azúcar, son considerados artículos de lujo para las raquíticas economías familiares.
En millones de hogares mexicanos no les alcanza hoy día ni siquiera para comer arroz con frijoles; consumir carne o pollo, sólo en sueños.
Qué esto suceda en un país tan rico como México, es lamentable, criminal para el pueblo mexicano.
Y qué no decir de las alzas mensuales en gasolina y diesel, o de los incrementos en la energía eléctrica, el IVA, el Impuesto sobre la Renta, y otros muchos servicios que presta la federación, que mantienen ahorcada a la planta productiva nacional.
Vuelvo a preguntar…
¿Qué ocurre en México con sus gobernantes?
El desastre de la economía mexicana en los últimos nueve años, es el resultado de políticas erróneas, ineficaces, inútiles.
Pereciera que los blanquiazules no estuvieran preparados para dirigir ni gobernar a México.
La mayoría abrumadora de senadores y diputados priístas del Congreso de la Unión, dieron su voto de confianza al gobierno de Felipe Calderón al aprobarle el paquete fiscal para el 2010, que entre otros incrementos, incluía el uno por ciento al IVA.
Que en diciembre pasado los legisladores opositores, hayan votado a favor del presupuesto de ingresos calderonista, fue como lucir la luna de miel, el maridaje político que vivían, PRI y PAN.
Hoy la complicidad y dulzura llegó a su fin; entre panistas y priístas, todo es amores-perros.
Lo que ha generado intercambio de dimes y diretes entre ambos bandos partidistas, y los rojos amenazan con restringirle poderes al presidente.
El horno no está como para bollos en México.
Los ánimos están desatados, y el único gran perdedor es el pueblo mexicano.
Mientras tanto, algunos gobernadores, critican y denostan al presidente Calderón, y con propuestas de saliva, dicen recomponer a México.
¿O usted qué opina?
El fantasma de la insurrección social se ha convertido en un peligro latente; en el momento menos esperado, en cualquier rincón de la patria, podrían surgir las primeras explosiones populares, producto del descontento nacional a las políticas alcistas del gobierno del presidente Felipe Calderón.
Y no es para menos.
La república se encuentra dividida, corre el riesgo de incendiarse, y no se ven a corto ni a mediano plazo, visos de solución a los grandes y graves problemas nacionales que enfrenta el país.
Al contrario, no hay mañana, las tendencias del futuro inmediato son inciertas, nada es halagador y el panorama de 2010 pinta mal, desastroso para los mexicanos, en especial para los sectores más vulnerables.
Empezar el nuevo año 2010, con aumentos en combustibles autorizados por la federación, y que éstos a su vez desataron criminales incrementos en productos de consumo popular, exhibe el escenario que espera a los mexicanos.
¿Qué sucede en el alto mando de este país; qué pasa con las sabias decisiones que debería tomar un presidente de la república en beneficio de su pueblo?
El régimen de Calderón ha empezado su cuarto año de mandato, y según analistas políticos y financieros de México y el extranjero, lo ha hecho con el pie izquierdo, asestando en forma indiscriminada golpes mortales a la economía nacional.
Coinciden los críticos que el mandatario michoacano todo lo ha querido resolver inventando o sacándose de la manga aumentos en los costos de los servicios y en los combustibles como diesel y gasolina.
Aseguran que Calderón es una réplica, una copia fiel del estilo de gobernar del expresidente Vicente Fox, a quien se le fue el control de la economía nacional, frenando el crecimiento y echando al caño todas las expectativas despertadas en la ciudadanía de alcanzar cambios verdaderos que llevaran a México a un mejor futuro.
Con Calderón, sucede lo mismo…
El país no tiene rumbo ni dirección; está deshaciéndosele en las manos al actual huésped de Los Pinos.
Pareciera que no hay capacidad, ganas, temple ni deseos de salvar a México de una catástrofe económica de inimaginables consecuencias.
Y es que los números no mienten…
De acuerdo a cifras del Banco de México, en los nueve años que militantes provenientes del Partido Acción Nacional llevan las riendas del país, los resultados son caóticos, funestos, adversos para las finanzas nacionales.
Y para muestra un botón…
En el sexenio de Fox y en la primera mitad del gobierno de Calderón, los productos de la canasta básica se fueron por las nubes, sus precios subieron en un 200 y 300 por ciento en relación a los costos que tenían a finales del año 2000.
Alimentos como el huevo, el fríjol, el arroz, la leche o la azúcar, son considerados artículos de lujo para las raquíticas economías familiares.
En millones de hogares mexicanos no les alcanza hoy día ni siquiera para comer arroz con frijoles; consumir carne o pollo, sólo en sueños.
Qué esto suceda en un país tan rico como México, es lamentable, criminal para el pueblo mexicano.
Y qué no decir de las alzas mensuales en gasolina y diesel, o de los incrementos en la energía eléctrica, el IVA, el Impuesto sobre la Renta, y otros muchos servicios que presta la federación, que mantienen ahorcada a la planta productiva nacional.
Vuelvo a preguntar…
¿Qué ocurre en México con sus gobernantes?
El desastre de la economía mexicana en los últimos nueve años, es el resultado de políticas erróneas, ineficaces, inútiles.
Pereciera que los blanquiazules no estuvieran preparados para dirigir ni gobernar a México.
La mayoría abrumadora de senadores y diputados priístas del Congreso de la Unión, dieron su voto de confianza al gobierno de Felipe Calderón al aprobarle el paquete fiscal para el 2010, que entre otros incrementos, incluía el uno por ciento al IVA.
Que en diciembre pasado los legisladores opositores, hayan votado a favor del presupuesto de ingresos calderonista, fue como lucir la luna de miel, el maridaje político que vivían, PRI y PAN.
Hoy la complicidad y dulzura llegó a su fin; entre panistas y priístas, todo es amores-perros.
Lo que ha generado intercambio de dimes y diretes entre ambos bandos partidistas, y los rojos amenazan con restringirle poderes al presidente.
El horno no está como para bollos en México.
Los ánimos están desatados, y el único gran perdedor es el pueblo mexicano.
Mientras tanto, algunos gobernadores, critican y denostan al presidente Calderón, y con propuestas de saliva, dicen recomponer a México.
¿O usted qué opina?
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