Mis más sincera y profunda consternación por la irreparable pérdida de miles de hermanos y hermanas Haitianos; víctimas de un golpe aterrador de este planeta.
Brotes de ingobernabilidad, indisciplina y rebeldía amenazan al régimen de Fidel Herrera en el último suspiro de su mandato.
Todo tiende a salirse del control, complicándole el ejercicio del poder al joven político oriundo de la Cuenca del Papaloapan.
Las malas noticias, las que no halaban ni enaltecen, empiezan a escaparse del dominio oficial; todos los días los medios nacionales ocupan a Fidel como el blanco de las críticas.
Y todo sucede justo en el sexto y último año de la administración Fidelista, cuando habrá comicios locales para elegir al nuevo gobernador, a 50 diputados y a los 212 presidentes municipales.
Los signos de la pérdida del poder, son evidentes…
Por un lado los enfrentamientos a golpes entre reclusos por el control de los Ceresos de la entidad, a partir del arribo de reos extraños procedentes del desaparecido penal Ignacio Allende del puerto jarocho.
La situación en las principales cárceles de la entidad es crítica, en especial en Pacho Viejo, y podrían convertirse en tierra de nadie.
Y por el otro lado, la desobediencia al gobernador por parte de los propios integrantes del Partido Revolucionario Institucional en Veracruz.
Diputados locales y alcaldes, todos de extracción tricolor, han adoptado posiciones de divos, de caciques de rancho, y reclaman respeto a sus parcelas de poder.
Como cual emperadores o Virreyes, legisladores y ediles sienten suyo el derecho político de nombrar a quienes les venga en gana como herederos de su trono, bien la curul en el Congreso local o las presidencias municipales.
Retan al PRI y al guía moral de este partido en Veracruz, mandándole los nombres de sus propuestas, advirtiendo…
“Que así como el gobernador Herrera busca imponer candidato a gobernador, aquel que no es de sus simpatías por ser garantía de triunfo, ellos también exigen el privilegio de decidir a quiénes desean de sustitutos en los ayuntamientos”.
Suman por lo menos 50 los alcaldes de los más sustanciosos municipios, los que han sacado las uñas, tanto del centro, sur y norte de la geografía estatal, y demandan que sus “delfines” resulten electos como los abanderados del tricolor para la contienda del 4 de julio.
Y no es para menos el requerimiento de la autoridad municipal…
Piden a gritos dejar sucesores a fines, para que éstos les cuiden las espaldas, los protejan con el manto de la complicidad y la impunidad, cubriendo todas raterías realizadas con el erario público.
Ese enfrentamiento por las candidaturas y la rebelión de los alcaldes que hace tres años llegaron al poder municipal gracias al efecto de la Fidelidad, ha dividido al PRI en Veracruz y desgastado al ejecutivo estatal.
Ya nadie hace caso a mi amigo el gobernador; los que decían ser sus amigos, esos que llevó al poder y se enriquecieron en el cargo conferido, lo han dejado solo.
Todos andan ya, buscando horizontes futuros en los que puedan asegurar seguir mamando los siguientes seis años.
A pesar de seguir cobrando como secretarios de despacho, subsecretarios y directores de áreas, a unos se les ve de bufones de Javier Duarte; a otros de Dante Delgado, y unos más decidieron enlistarse con el más fuerte de los enemigos políticos del gobernador.
El rey Fidel está muriendo.
Sus “amigos”, están sepultándolo en forma adelantada.
Hasta los plumíferos, los mercenarios de la comunicación que se dicen periodistas, a los que les dio todo, andan también en busca de amo nuevo.
Ese es el triste final cuando el poder se va extinguiendo.
Cada día menos en el calendario, será el infierno.
Y lo peor… todavía falta por venir…
Se llama elección del 4 de julio… “La madre de todas las batallas”.
Y ni para salirle corriendo, como a los cobradores.
¿O usted qué opina?
Brotes de ingobernabilidad, indisciplina y rebeldía amenazan al régimen de Fidel Herrera en el último suspiro de su mandato.
Todo tiende a salirse del control, complicándole el ejercicio del poder al joven político oriundo de la Cuenca del Papaloapan.
Las malas noticias, las que no halaban ni enaltecen, empiezan a escaparse del dominio oficial; todos los días los medios nacionales ocupan a Fidel como el blanco de las críticas.
Y todo sucede justo en el sexto y último año de la administración Fidelista, cuando habrá comicios locales para elegir al nuevo gobernador, a 50 diputados y a los 212 presidentes municipales.
Los signos de la pérdida del poder, son evidentes…
Por un lado los enfrentamientos a golpes entre reclusos por el control de los Ceresos de la entidad, a partir del arribo de reos extraños procedentes del desaparecido penal Ignacio Allende del puerto jarocho.
La situación en las principales cárceles de la entidad es crítica, en especial en Pacho Viejo, y podrían convertirse en tierra de nadie.
Y por el otro lado, la desobediencia al gobernador por parte de los propios integrantes del Partido Revolucionario Institucional en Veracruz.
Diputados locales y alcaldes, todos de extracción tricolor, han adoptado posiciones de divos, de caciques de rancho, y reclaman respeto a sus parcelas de poder.
Como cual emperadores o Virreyes, legisladores y ediles sienten suyo el derecho político de nombrar a quienes les venga en gana como herederos de su trono, bien la curul en el Congreso local o las presidencias municipales.
Retan al PRI y al guía moral de este partido en Veracruz, mandándole los nombres de sus propuestas, advirtiendo…
“Que así como el gobernador Herrera busca imponer candidato a gobernador, aquel que no es de sus simpatías por ser garantía de triunfo, ellos también exigen el privilegio de decidir a quiénes desean de sustitutos en los ayuntamientos”.
Suman por lo menos 50 los alcaldes de los más sustanciosos municipios, los que han sacado las uñas, tanto del centro, sur y norte de la geografía estatal, y demandan que sus “delfines” resulten electos como los abanderados del tricolor para la contienda del 4 de julio.
Y no es para menos el requerimiento de la autoridad municipal…
Piden a gritos dejar sucesores a fines, para que éstos les cuiden las espaldas, los protejan con el manto de la complicidad y la impunidad, cubriendo todas raterías realizadas con el erario público.
Ese enfrentamiento por las candidaturas y la rebelión de los alcaldes que hace tres años llegaron al poder municipal gracias al efecto de la Fidelidad, ha dividido al PRI en Veracruz y desgastado al ejecutivo estatal.
Ya nadie hace caso a mi amigo el gobernador; los que decían ser sus amigos, esos que llevó al poder y se enriquecieron en el cargo conferido, lo han dejado solo.
Todos andan ya, buscando horizontes futuros en los que puedan asegurar seguir mamando los siguientes seis años.
A pesar de seguir cobrando como secretarios de despacho, subsecretarios y directores de áreas, a unos se les ve de bufones de Javier Duarte; a otros de Dante Delgado, y unos más decidieron enlistarse con el más fuerte de los enemigos políticos del gobernador.
El rey Fidel está muriendo.
Sus “amigos”, están sepultándolo en forma adelantada.
Hasta los plumíferos, los mercenarios de la comunicación que se dicen periodistas, a los que les dio todo, andan también en busca de amo nuevo.
Ese es el triste final cuando el poder se va extinguiendo.
Cada día menos en el calendario, será el infierno.
Y lo peor… todavía falta por venir…
Se llama elección del 4 de julio… “La madre de todas las batallas”.
Y ni para salirle corriendo, como a los cobradores.
¿O usted qué opina?
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