Es urgente que se alcance la unidad del Partido Revolucionario Institucional en el estado de Veracruz.
Existen evidencias claras que el PRI estatal no atraviesa por sus mejores momentos; al contrario, la división partidista se manifiesta a lo largo y ancho del territorio.
Y no es para menos…
Al tricolor veracruzano lo amenazan barruntos de tempestad, cuyas rachas violentas de la militancia podrían provocar daños irreversibles en los proyectos de 2010.
Los dirigentes municipales, los jefes de cuartel, de sector, representantes sindicales, obreros y campesinos, han hecho saber sus inconformidades por la mecánica que sigue el PRI estatal para sacar a los “buenos” para las 50 diputaciones locales y las 212 presidencias municipales en disputa el primer domingo del próximo mes de julio.
Y la rebeldía de unos puede contagiarse todavía más a los otros, en especial a todos aquellos que ya mantienen resistencia férrea por la presunta imposición en la candidatura a gobernador.
Cierto es, que a las Convenciones para sacar candidatos del 2010 el PRI de Fidel Herrera no puede darse el lujo de llegar dividido, desquebrajado, o herido de muerte por la guerra interna entre sus propios precandidatos o militantes.
Los enemigos a vencer en la jornada electoral del próximo domingo 4 de julio no duermen sus laureles, sino que dan seguimiento al desarrollo de la contienda interna del tricolor, analizan sus errores y estarán a la caza de todos aquellos priístas resentidos con su partido, para buscar traerlos a las filas blanquiazules y hacerlos candidatos.
En Veracruz existe la experiencia que cuando un destacado y reconocido político, con arraigo y presencia en su distrito o municipio es despreciado por el PRI, a éste lo cacha la oposición, lo hace candidato y gana la elección.
Diversas diputaciones y muchas importantes presidencias municipales se perdieron en el pasado por la subasta que realizaban los dirigentes del PRI en turno, desde luego, con la complacencia y protegidos por el manto de la complicidad del principal huésped en turno de Palacio de gobierno.
Hoy para el proceso local de este año, se corre el mismo riesgo de sufrir igual suerte de elecciones anteriores, precisamente por los grandes negocios que, a escondidas del primer priísta de Veracruz, podrían estarse realizando en torno a la selección de quienes serán los abanderados a las 50 diputaciones y a las 212 alcaldías.
En una entidad gobernada por un político como Fidel Herrera que se levanta, desayuna, almuerza, cena y se duerme hablando y haciendo política, no es aceptable que pudieran darse escenarios de piquetes de ojos, o de posibles traiciones al interior del PRI estatal.
No ha sido tarea fácil ubicar, llevar y posesionar al PRI de Veracruz en el escenario local y nacional donde se encuentra, después del descrédito popular donde lo fueron dejando dirigentes partidistas de gobiernos estatales del pasado.
Ganar en forma arrolladora las dos últimas elecciones, la local de septiembre de 2007 y la federal del 5 de julio de 2009, habla del trabajo político realizado los últimos años por el gobernador Fidel Herrera.
Por errores o ambiciones de unos, no puede echarse a la borda ese esfuerzo dado todos los días por el político de Nopaltepec.
Sin embargo, los días pasan y no llega la requerida unidad en el PRI de Veracruz.
Lejos de verse visos de solución que terminen con las intrigas, los golpes bajos y las declaraciones mediáticas, las heridas se hacen más profundas en el Revolucionario Institucional.
En los últimos comentarios, se dice ahora que el dirigente del PRI estatal Jorge Carvallo, “está prostituyendo la contienda interna a la gubernatura al estar buscando paleros que, llegada la Convención, declinen a favor del candidato preferido”.
Así no como van, agarrados del chongo, el PRI no llegará unido, ni fortalecido a la elección de sus candidatos.
Menos, a la madre de todas las batallas.
Lo fragmentado que está el tricolor, fue el detonante para que no saliera humo blanco en la reunión Plenaria de los Diputados del PRI a favor del presunto elegido en Veracruz.
¿O usted qué Opina?
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