Veo y escucho nervioso al gobernador de Veracruz.
Conocerle a Fidel Herrera sus virtudes, defectos y mañas desde hace más de 35 años, me acceden a percibir que no todo es miel sobre hojuelas en el joven gobernante veracruzano.
Demasiado pesada debe ser la carga que trae a cuestas, que ni siquiera tuvo fuerzas, deseos o ganas de pararse para dirigir su mensaje el pasado sábado en el World Trade Center, de Boca del Río.
Prácticamente fue su último encuentro como gobernador de Veracruz con los sectores productivos del estado.
En este último año de su mandato no habrá más motivos para reunir a todos los empresarios, industriales, dirigentes sindicales, representantes sociales y partidistas.
Pese a ello, desangelada y fría fue la intervención por más de 40 minutos del ejecutivo estatal, en la versión 2010 del Acuerdo para el Empleo, las Inversiones y el Financiamiento para el Desarrollo y la Seguridad.
El Fidel Herrera del sábado en el convocado evento para la extensión de un pacto productivo que no se ve, no se siente, y no se refleja en la vapuleada economía de los veracruzanos, no fue el mismo Fidel Herrera que todos conocemos.
Los veracruzanos estamos acostumbrados a ver a un Fidel Herrera altivo, arrogante, imperativo, cantoneando su cuerpo de un lado a otro, manoteando y haciendo todo tipo de expresiones y señales.
El sábado en el WTC, brilló por su ausencia ese Fidel que con su retórica impresiona, el Fidel que a todo aquel que mira hipnotiza, y a quienes lo escuchan convence.
Más bien salió a la palestra un gobernador que parecía haber perdido la dimensión del tiempo y de las reglas del juego.
A todos sorprendió cuando dijo que 2010 será un año de sólo seis meses, quizás haciendo referencia a que en el séptimo mes habrá elecciones locales, en las que se decidirá el futuro de Veracruz en el próximo sexenio. Y claro, también estará en juego el destino inmediato del propio político de Nopaltepec.
Pero el asombro mayor de los concurrentes a la ratificación del Pacto, fue cuando el gobernador demandó a los diputados federales veracruzanos, “exigir y presionar a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, para que libere los recursos financieros destinados a Veracruz”.
Herrera Beltrán, requirió a los legisladores priístas representantes de Veracruz en San Lázaro, “reclamen la entrega inmediata de las partidas presupuestales para obras públicas aprobadas por el Congreso de la Unión en diciembre pasado”.
Es decir, un Fidel Herrera, cinco veces representante popular, conocedor de la tramitología burocrática, pide que por arte de magia, los integrantes de la Loca Academia de Diputados de Veracruz, borren, desaparezcan, eliminen, las históricas trabas en la liberación del dinero público a los gobiernos de los estados y municipios.
Mientras los legisladores federales presentes, que hoy adulan a Fidel soñando en el futuro, asentían con la cabeza en señal de aceptación, otros se miraron entre sí desaprobando la apasionada petición del gobernador.
Y no es para menos la negativa de esos legisladores que no comparten los deseos de Fidel, el jefe político…
Lo que les pide el gobernador Herrera, es imposible…
En primer lugar, allá en el Congreso Federal, ni quien pele a los representantes populares de Veracruz, no existen, nadie los toma en cuenta, son como un Tehuacán abierto hace una semana; y el auto-afamado vice-coordinador de Veracruz es uno más de los muchos de otras entidades que rodean a Francisco Rojas.
Y en segundo lugar, la “tramitología” que hoy se critica, son reglas establecidas y aprobadas por la propia legislatura federal.
Es posible que hasta el propio Fidel en una de sus cuatro veces diputado federal, haya votado a favor de poner a los gobernadores y alcaldes del país, esos candados que hoy demanda tirar.
Es posible que el gobernador Herrera tenga prisa porque la SHCP baje a Veracruz los recursos de 2010.
Siempre he sostenido que si le va bien a Fidel, le va bien a Veracruz.
Sin embargo para mala fortuna de los veracruzanos, en la Federación no tienen el mismo apresuramiento que el mandatario de Veracruz, por lo tanto, en forma perversa y mañosa los calderonistas disfrutarán cada minuto, hora y día que burocraticen y escondan los presupuestos al gobierno de Fidel Herrera.
Y lamentablemente, en San Lázaro no hay la voz enérgica y determinante que defienda ni a Veracruz ni a su gobernador.
En suma, lo que pidió Fidel a la Loca Academia de Diputados, quedó como un grito en el desierto.
¿O usted qué opina?
Conocerle a Fidel Herrera sus virtudes, defectos y mañas desde hace más de 35 años, me acceden a percibir que no todo es miel sobre hojuelas en el joven gobernante veracruzano.
Demasiado pesada debe ser la carga que trae a cuestas, que ni siquiera tuvo fuerzas, deseos o ganas de pararse para dirigir su mensaje el pasado sábado en el World Trade Center, de Boca del Río.
Prácticamente fue su último encuentro como gobernador de Veracruz con los sectores productivos del estado.
En este último año de su mandato no habrá más motivos para reunir a todos los empresarios, industriales, dirigentes sindicales, representantes sociales y partidistas.
Pese a ello, desangelada y fría fue la intervención por más de 40 minutos del ejecutivo estatal, en la versión 2010 del Acuerdo para el Empleo, las Inversiones y el Financiamiento para el Desarrollo y la Seguridad.
El Fidel Herrera del sábado en el convocado evento para la extensión de un pacto productivo que no se ve, no se siente, y no se refleja en la vapuleada economía de los veracruzanos, no fue el mismo Fidel Herrera que todos conocemos.
Los veracruzanos estamos acostumbrados a ver a un Fidel Herrera altivo, arrogante, imperativo, cantoneando su cuerpo de un lado a otro, manoteando y haciendo todo tipo de expresiones y señales.
El sábado en el WTC, brilló por su ausencia ese Fidel que con su retórica impresiona, el Fidel que a todo aquel que mira hipnotiza, y a quienes lo escuchan convence.
Más bien salió a la palestra un gobernador que parecía haber perdido la dimensión del tiempo y de las reglas del juego.
A todos sorprendió cuando dijo que 2010 será un año de sólo seis meses, quizás haciendo referencia a que en el séptimo mes habrá elecciones locales, en las que se decidirá el futuro de Veracruz en el próximo sexenio. Y claro, también estará en juego el destino inmediato del propio político de Nopaltepec.
Pero el asombro mayor de los concurrentes a la ratificación del Pacto, fue cuando el gobernador demandó a los diputados federales veracruzanos, “exigir y presionar a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, para que libere los recursos financieros destinados a Veracruz”.
Herrera Beltrán, requirió a los legisladores priístas representantes de Veracruz en San Lázaro, “reclamen la entrega inmediata de las partidas presupuestales para obras públicas aprobadas por el Congreso de la Unión en diciembre pasado”.
Es decir, un Fidel Herrera, cinco veces representante popular, conocedor de la tramitología burocrática, pide que por arte de magia, los integrantes de la Loca Academia de Diputados de Veracruz, borren, desaparezcan, eliminen, las históricas trabas en la liberación del dinero público a los gobiernos de los estados y municipios.
Mientras los legisladores federales presentes, que hoy adulan a Fidel soñando en el futuro, asentían con la cabeza en señal de aceptación, otros se miraron entre sí desaprobando la apasionada petición del gobernador.
Y no es para menos la negativa de esos legisladores que no comparten los deseos de Fidel, el jefe político…
Lo que les pide el gobernador Herrera, es imposible…
En primer lugar, allá en el Congreso Federal, ni quien pele a los representantes populares de Veracruz, no existen, nadie los toma en cuenta, son como un Tehuacán abierto hace una semana; y el auto-afamado vice-coordinador de Veracruz es uno más de los muchos de otras entidades que rodean a Francisco Rojas.
Y en segundo lugar, la “tramitología” que hoy se critica, son reglas establecidas y aprobadas por la propia legislatura federal.
Es posible que hasta el propio Fidel en una de sus cuatro veces diputado federal, haya votado a favor de poner a los gobernadores y alcaldes del país, esos candados que hoy demanda tirar.
Es posible que el gobernador Herrera tenga prisa porque la SHCP baje a Veracruz los recursos de 2010.
Siempre he sostenido que si le va bien a Fidel, le va bien a Veracruz.
Sin embargo para mala fortuna de los veracruzanos, en la Federación no tienen el mismo apresuramiento que el mandatario de Veracruz, por lo tanto, en forma perversa y mañosa los calderonistas disfrutarán cada minuto, hora y día que burocraticen y escondan los presupuestos al gobierno de Fidel Herrera.
Y lamentablemente, en San Lázaro no hay la voz enérgica y determinante que defienda ni a Veracruz ni a su gobernador.
En suma, lo que pidió Fidel a la Loca Academia de Diputados, quedó como un grito en el desierto.
¿O usted qué opina?
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